
Los riñones son un par de órganos maravillosos por sus
múltiples funciones y que al dañarse irreversiblemente la vida no puede
continuar, a menos que se utilicen tratamientos de reemplazo de la función
renal (diálisis o trasplante renal).
Los riñones nos ayudan a eliminar del cuerpo los desechos
tóxicos producidos diariamente por el metabolismo. Eliminan el exceso de
líquidos corporales, mantienen el balance entre las sustancias de la sangre.
También son encargados de mantener nuestra presión arterial normal, mantener la
hemoglobina normal mediante la producción de la hormona eritropoyetina.
Además,
mantienen nuestros huesos sanos a través de la activación de la vitamina D y
los niveles adecuados de calcio y fósforo en el cuerpo, entre otras funciones.
A continuación les presentamos 10 puntos clave para mantener sanos nuestros
riñones:
1. Conozca cómo está su función renal. Lo primero para
poder cuidar de sus riñones es saber cómo están funcionando. Todos los adultos,
sin excepción, deben hacerse al menos una vez al año un examen general de orina
y un examen de creatinina en sangre. Este resultado debe verlo un médico
idóneo.
2. Controle su presión arterial. La presión alta, no
controlada, es una de las dos principales causas de pérdida de la función de
los riñones. Es necesario tomar la presión arterial y recordar que los valores
normales son de 120-70mm Hg. Según los resultados, su médico le orientará sobre
los pasos a seguir.
3. Controle su azúcar. El alto consumo de azúcar a nivel
mundial ha disparado una pandemia de diabetes mellitus, que junto con la
hipertensión arterial, representan entre el 60% al 70% de las causas de
enfermedad renal crónica. Los valores normales de azúcar en la sangre son menos
de 100 mg/dL en ayuna.
4. Controle su peso. La obesidad no solo contribuye a
aumentar la presión arterial y la resistencia a la insulina, aumentando los
niveles de azúcar en la sangre, sino que está demostrado que la obesidad
mórbida produce aumento de las pérdidas de proteínas por los riñones con
cicatrización secundaria y evolución progresiva a enfermedad renal crónica.
5. No fume. No hay nada que le quite más vida a los años
y más años de vida a las personas que el fumar. No solo se aumenta la presión
arterial, la rigidez de las arterias y el riesgo cardiovascular, sino también
son conocidos los diferentes tipos de cánceres asociados al tabaquismo. En
adultos sanos que fuman está demostrado que se aumenta la pérdida de proteínas
por los riñones, con el consecuente daño renal.
6. Cuide lo que come. Es necesario tener una dieta
balanceada, no solo en cantidad sino también en calidad. El exceso de sal en
las comidas aumenta la presión arterial y puede aumentar las pérdidas de calcio
en la orina, acrecentando el riesgo de piedras en los riñones. Igualmente, el
consumo excesivo de proteínas también eleva las pérdidas del calcio urinario,
aumentando el mismo riesgo de litiasis renal (piedras en los riñones).
7. Tome suficiente agua. No hay ningún líquido que sea
mejor que el agua para el cuerpo humano. Debemos tomar suficiente agua para que
los riñones produzcan al menos 2.5 litros de orina al día. Por supuesto que la
cantidad a ingerir variará con la actividad física, el calor y la humedad que
aumentan las pérdidas insensibles por la transpiración.
8. No se automedique. Existen medicamentos que son muy
buenos, pero que pueden ser potencialmente tóxicos para sus riñones. El abuso
de medicamentos que se venden sin receta, tipo antiinflamatorios, utilizados
por personas con dolor crónico, puede dañar la función de los riñones a largo
plazo.
9. Practique un estilo de vida saludable. Realice
actividad física y ejercicio con regularidad, tenga una dieta balanceada con
abundantes vegetales y frutas, evitando los azúcares refinados y el exceso de
grasas y proteínas de origen animal. Reemplace las bebidas azucaradas por agua,
que es lo que realmente sus riñones necesitan.
10. Visite a su médico al menos una vez al año. Los
síntomas de las enfermedades renales suelen aparecer en estadios tardíos.
Muchas de estas enfermedades son detectadas por resultados anormales de
laboratorios en un paciente usualmente con pocos síntomas. Mientras más
temprano se detecta algún problema renal mayor son las posibilidades de
intervenir a favor del paciente.
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